martes, 31 de mayo de 2011

RESPUESTA A LOS ORGANIZADORES DEL FESTIVAL DE POESÍA EN CHÍA

Santiago Pérez J.

Agradezco la deferencia que ha tenido la Corporación “Aquí nos vemos” con el suscrito, al responder el texto publicado en el blog del Cine Club los Ojos y que a la fecha es materia de debate entre algunos gestores culturales y artistas locales.Haciendo de lado los errores ortográficos y sintácticos presentes en el comentario-respuesta, me permito precisar e incluso plantear, nuevos interrogantes motivados por su posición oficial como organizadores del evento.

En primer lugar, se nos acusa a muchos de los que participamos con comentarios escritos en facebook o en el blog, de tener ciertas “taras”. Tomaré esta expresión como una voz de fino humor al mejor estilo de los poetas del siglo de oro. Espero estar en lo cierto; si no lo es, considero bastante ofensivo de vuestra parte, aducir que quienes escribimos bajo el ejercicio de nuestra libertad individual tenemos problemas físicos o psíquicos importantes. Esta expresión es una clara alusión a la hernia discal y a la rinitis alérgica que me aqueja a primeras horas de la mañana y que no estoy dispuesto a permitir. De igual manera, le solicito que no cuestione el tratamiento psiquiátrico que con gentileza me recomendó una y otra vez la Subsecretaria encargada que apoyó su festival poético. Están entrando al terreno de los ataques personales y eso no lo puedo permitir.

También ustedes me indican que debo repensar mi condición de colaborador y debería tener más solidaridad con el gremio de artistas de Chía. Sinceramente, ese sentido de colaboración y solidaridad ya había sido despertado en mí al ver el emotivo filme “El niño y el papa”. Gracias a esta ejemplarizante pieza de la filmografía nacional pude armarme de valor para escribir un constructivo aporte para “festivales” futuros en solidaridad con ustedes, prohombres de las letras. Si se refieren al video beam que no pude alquilarles, siento mucho que dicho alquiler fuera tan decisivo en la logística del festival. Estaré dispuesto a prestarlo, incluso de forma gratuita, cuando me avisen con un poco más de tiempo (¡No la noche anterior al evento!).

No creo que hayan necesitado mayor “solidaridad” de mi parte, pues si el evento contó con el apoyo irrestricto de la Casa de la Cultura, debió incluir una suma muy atractiva para invertirla en el festival. Por todos es sabido que dicha entidad es un bastión de la democracia y la objetividad en sus procesos de selección, ella debía ser prenda de garantía para el éxito de su bienintencionada actividad.

Si no hubo el dinero suficiente, entonces por qué insisten en proponerle actividades a esta entidad y a esa funcionaria, que como ustedes lo dicen “no sabe nada”. Son varios los problemas de nuestro gremio, tienen toda la razón cuando subrayan que debería ser unido, pero más allá de una solidaridad enceguecida por las pasiones que despierta nuestro oficio, los artistas deben propender también al rigor, la organización y la transparencia.

Sin embargo, ocurre todo lo contrario. Cuando algunos tienen la oportunidad de recibir una delgada tajada del presupuesto (No sé si sea el caso de su festival), se decide actuar por cuenta propia, desconociendo antecedentes históricos laborales muy serios entre nuestros colegas. ¿A eso se refieren cuando hablan de “solidaridad”? Por el afán de hacer, desconocemos personas, procesos y actividades realmente independientes y enriquecedoras. Cuando se firma el convenio se olvida que se está pactando, no con una entidad que respeta y apoya los artistas locales sino con una funcionaria incompetente. Ella es la que en últimas “divide y vence” (como lo ha hecho durante estos años), pues les ofrece migajas presupuestales a los artistas y ellos en medio de su desesperación creativa, optan por aceptar migajas presupuestales de las que ella se cree ama y señora. No se tuvo en cuenta que la propuesta inicial fue abiertamente despedazada y no queda otra opción para el artista o grupo que hacer algo que se soñó muy altruista y que en la práctica terminó por ser otro espectáculo más de los tuvimos que padecer durante esta incoherente administración cultural.

¿Debemos seguir siendo solidarios y respetuosos con nuestros colegas?, ¿Ser solidarios con el oficio que nos garantiza una mejor calidad de vida? O ¿Ser cómplices solidarios con una persona que ha irrespetado permanentemente el arte y la cultura de Chía? ¿No ha sido esa señora la que ha dividido y reinado gracias a que los mismos artistas se prestan a negociaciones amañadas a puerta cerrada, a actos dignos de los reptiles más feroces y rastreros y a silencios cómplices para no perder el dinero de contratos? ¡Perdamos el miedo a sobrevivir del erario público, dediquémonos a crear libremente, con responsabilidad y oficio!

Por otro lado, no podemos seguir asumiendo el disenso como un ataque. Pero tampoco podemos seguir asumiendo nuestra profesión de una forma tan romántica, ingenua y visceral. Esto es un proyecto de vida tanto para ustedes como para el resto de personas que creen en el arte y la cultura. Hacer las cosas con el alma y el corazón representa el primer paso de nuestra condición de artistas aunque no el único. El apasionamiento puede llegar a enceguecernos, a pensar que nuestro trabajo por el hecho de estar bien intencionado ya es admirable y tiene que ser inmune a los cuestionamientos. Nada más errado que tomar mi texto como algo personal.

A propósito, ustedes apuntan en su comentario que existe de mi parte “un dejo de insatisfacción que me atrevería a pensar tiene un interés particular”. Permítanme aclarar ese atrevimiento: No poseo interés particular alguno más allá que llegue el 1 de enero y la Casa de la Cultura sea dirigida por alguien con cualidades intelectuales y humanas suficientes para aprender de las experiencias nefastas y edificar sobre las ruinas. De resto no me interesan los contratos sin autonomía, la típica excusa del “no hay presupuesto” o la ayuda altruista del burócrata que nos deja “mostrarnos” (Ver video abajo).

Mis intereses son profesionales y no dependen ni de un festival ni de un grupo de burócratas para realizarlos, día a día trabajo por ellos. Un interés particular ajeno a dichos principios éticos me llenaría de tedio y tendría obligatoriamente, que verme como un artista de carpetica y boina en mano, esperando recibir la bendición de un político para poder hacer algo. Eso sí, vale aclarar que siendo modesto y realista, mi currículo no alcanza a equipararse con los grandes referentes estéticos y artísticos del municipio como lo puede llegar a ser un dueño de restaurante, las esculturas del Parque Ospina y la mismísima subsecretaria de cultura que vivió “encartada” con el puesto y ahora está “encargada”.

Dejando de lado algunas ironías, el texto que escribí es una invitación a reconocer el valor social del artista y la manera cómo la comunidad se ve reflejada o busca en nosotros una respuesta a los problemas que la aquejan. No es un ataque frontal a mis colegas que sueñan con espacios válidos para realizarse profesionalmente. Tampoco es con palmaditas en la espalda o con apoyos anuales que se construyen procesos y se fortalece el arte. La “pelea” no es entre nosotros mismos, la “pelea” es CONTRA los otros que viven sólo llenándonos (o llenándose) de fantasías onanísticas con el arte y la cultura.

Este debate era precisamente la intención implícita en mi texto. La limosina, si se quiere, es un pretexto para cuestionar muchas de nuestras “buenas intenciones”, esos mensajes equivocados y el particular remoquete de “artista”. Es posible construir y fortalecer nuestro gremio cuando nos decimos las cosas y no cuando las sufrimos en silencio una tras otra. Ese mal llamado interés particular es el mismo de ustedes: que mi profesión sea respetada y bien pagada; no tomada a la ligera por instituciones y personajes para los que simplemente somos unos saltimbanquis que animan bautizos, primeras comuniones y fiestas de quince.

Colegas, asumamos nuestra profesión con altura y dignidad. Respetemos el oficio propio y el de los demás. Respetemos la historia, aprendamos de ella. Es necesaria la idea de construir entre todos políticas claras en materia de contratación, de organización y participación; pero que sea realmente entre todos y no, cuando la necesidad y el hambre nos obliguen a repensar el oficio y ya dicha reflexión sea demasiado tarde. No nos prestemos a ese juego de afectos, prestémonos realmente a un juego de saberes y acciones conjuntas que de verdad enriquecen nuestro gremio.

Bajo ese espíritu de construcción ydebate, los invito a que compartamos un delicioso café instantáneo, unas paces honestas y el éxito sincero en todas sus empresas. Discutamos abiertamente sin el temor de escuchar los errores y aciertos. Arriesguémonos a no depender de una institución que nos ha tratado como mendigos y pongámonos en el lugar que merecen nuestras obras y propuestas. Conversemos, escribamos y aportemos al debate (es la única vía para salir de este atolladero), no desde los afectos y la pasión pero sí con la fuerza de los argumentos que nos mueven seguir en esta labor creativa.

Quizá esa verdadera unión entre colegas ahora sí puede ser posible.

Señores de “Aquí nos vemos”, ¿Dónde nos vemos?


Video para la reflexión:




Para leer el artículo y los comentarios visite: http://cineclublosojos.blogspot.com/2011/05/chia-ciudad-de-inundaciones-y-de-poetas.html

VIDEO PRESENTACIÓN

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