lunes, 14 de febrero de 2011

VALLEJO INDÓMITO


Vallejo el eterno, el tierno, el visceral es escuchado por Luis Ospina. Ospina lo recorre, lo rueda, lo revive (hasta en su propia familia). Vallejo escupe, resuena en el teatro y su voz huye entre las sillas para que muchos la atajen y jueguen con ella. Y siempre jugamos con ella, nos divertimos con sus insultos y secretamente queremos más. Que haga algo frente a la cámara de Don Luis, que insulte a otro más, que escriba otra carta, que le lave los dientes al perro, pero que no se le acabe el fuego.

No sólo está en los libros (que pocos conocen o leen) ni en los discursos anuales que ahora atiborran auditorios; está también en la grandiosa “Desazón suprema” con sus miradas de viejo triste, calmado y delicado. Ahí queda Vallejo, entre los cortes a negro y las letras blancas del montaje fluido y musical de Rubén Mendoza (La sociedad del semáforo) y la voz acompasada del otro socio de Don Luis, el profe Sandro Romero.

Vallejo está "de moda", Vallejo el superstar, dice Sandro, Seguirá rondando auditorios y cineclubes porque la cuerda no se le ha acabado así él diga lo contrario.

VIDEO PRESENTACIÓN

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