viernes, 28 de enero de 2011

¿Queremos mierda? o "La Guía del Cine Perverso" de Zizek

En los sórdidos coloquios organizados por la “crítica” (mal llamados “terulias”), es frecuente escuchar altisonantes comentarios inspirados en la lectura de un clásico, una exposición o un concierto. En muchos casos, dichas declaraciones son más un producto de la ficción del crítico que traduce sus ideas en un discurso rimbombante y carente de sentido. Peor aún cuando el crítico utiliza su forzada retórica y la voz alta, no para reflexionar sobre la obra imperfecta de, por ejemplo, una joven estudiante de literatura, sino con el propósito de algún día abrir las piernas de esa sexy escritora-estudiante. Pero eso es harina de otro costal.

En muchos de esos espacios (donde se mezcla la erudición repulsiva y el deseo más pueril) es posible, ver los ardides más ilusos en torno a la conquista, escuchar sentencias determinantes acerca de la obra de arte, sus simbolismos, la idea del autor, la paratextualidad, lo implícito, la técnica, el problema de la estructura, la profundidad, la verosimilitud, la ortografía, el uso del color, la sintaxis... y demás patrañas que no son otra cosa que hablar lo que se pueda de una obra de arte, eso sí, sin olvidar que el pretencioso vocabulario es el que “cautiva” a la audiencia y convence al hombre de a pie.


He escuchado teorías ingenuas, posiciones despectivas, ideas comprensivas y lo que es peor: cientos de significados inherentes al psicoanálisis y a todas sus posteriores variables, al momento de interpretar una obra de arte. Sin embargo, ninguna ha calado hasta la fecha con más fuerza que la visión del cine que me ofreció “La guía perversa del cine” presentada por Slavoj Zizek.

Nunca aburrido o retóricamente denso, Zizek de la mano con esa voz seseante (con mezcla de lenguas eslavas e inglés) nos presenta una visión divertida del psicoanálisis y el cine (¡Claro que puede haber una visión divertida!). Desde las más evidentes para dicho análisis como “Vertigo” y “Psicosis” de Hitchcock o las películas de David Lynch, pasando por “Matrix” (¿?!!), Bergman, Chaplin y más (pero mucho más).

Un recorrido que no aburre, pero que hay que ver con el “Play/Pause” del dvd. Tres partes interesantes sobre el problema del cine desde el psicoanálisis, que envidiaría cualquier pseudocrítico, no por lo trasgresor de las ideas, más bien por lo “alegre” que puede ser interpretar una obra de arte para Zizek.


Para recordar: La explicación del deseo y el cine realizada desde la comodidad de un inodoro.

Al margen: La escena donde Zizek habla de los tulipanes y su forma aterradoramente “vaginoide”.

Para leer: Acá les dejo algunos fragmentos de lo dicho por el presentador de la película.


¿Queremos mierda?

"Cuando un objeto fantaseado, imaginario, proveniente del espacio interior, ingresa en nuestra realidad, la textura de nuestra realidad se distorsiona.

Es así como el deseo se inscribe en la realidad: distorsionándola.
El deseo es una herida de la realidad.
El arte del cine consiste en despertar deseo... para jugar con él,
Pero, al mismo tiempo, manteniéndolo a una distancia prudente,
domesticándolo, haciéndolo palpable.

Cuando nosotros, espectadores, nos sentamos en una sala de cine
y miramos la pantalla

¿No estamos a fin de cuentas mirando el retrete a la espera de que algo emerja de él?

Y la magia del espectáculo que transcurre en la pantalla ¿No es acaso una seducción decepcionante que intenta disimular el hecho de que básicamente "queremos mierda"?

Matrix

"¿Por qué la Matrix necesita nuestra energía? Creo que es mejor invertir esta pregunta: No "¿Por qué la Matrix necesita la energía?" sino "¿Por qué la energía necesita de la Matrix?"

Es decir, considerando esta energía como libido, como nuestro placer. ¿Por qué nuestra libido necesita del universo virtual de la fantasía? ¿Por qué no podemos disfrutar "directamente" de un partenaire sexual? Ésa es la pregunta fundamental. ¿Por qué necesitamos de este suplemento virtual?

Nuestra libido necesita de la ilusión para sostenerse a sí misma".

Psicosis

"La escena más eficaz, e incluso la más conmovedora de "Psicosis" es, luego del asesinato en la ducha, cuando Norman Bates limpia el baño.
Recuerdo que durante mi adolescencia, cuando vi la película por primera vez, me impresionó no sólo el largo de la escena...la escena dura casi diez minutos
Detalles de limpieza, etc... Sino sobre todo el cuidado y la meticulosidad Y en especial nuestra identificación como espectadores.

Esta escena nos dice mucho acerca de la satisfacción del trabajo
De un trabajo bien hecho.
No tanto en el sentido de construir algo nuevo Sino el trabajo humano en un nivel abstracto, primordial: el trabajo de limpiar los rastros de una mancha.
El trabajo de limpiar las manchas y mantener a un lado ese mundo oscuro Que todo el tiempo amenaza con devorarnos.

Esta es precisamente la sensación que suelen generar los films de Hitchcock.

No se trata de que algo horrible suceda en la realidad. Algo peor puede suceder, y esto parasita el tejido de lo que percibimos como realidad".


Nota del autor: También susceptible de análisis freudiano el segundo párrafo del presente texto

VIDEO PRESENTACIÓN

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