martes, 21 de febrero de 2012

SUEÑOS EN OBRA GRIS


A propósito de "García" de José Luis Rugeles


La “propiedad raíz” es el sueño dorado de toda familia colombiana. Un pedazo de tierra, cuatro paredes y un techo donde descansar, constituyen el paso de ascenso, el cambio a un nivel de vida mejor para el colombiano. Sin duda unos objetivos respetables y admirables en una economía tan dispareja como la colombiana.

Pese a la “bondad” del ideal de la mayoría de colombianos, es evidente que el acceso a una vivienda en nuestro país está limitado por diferentes factores que hoy día nos arrojan una fría estadística: más del 50% de los colombianos no tiene una casa propia. Dicho en otras palabras no posee uno de los activos más importantes y de mayor revaluación para un hogar.

El problema se acentúa entre otros por: El desplazamiento forzado, por ejemplo, obliga a que una familia abandone una tierra que ha sido testigo de la historia familiar y de las vicisitudes para adquirirla. Incluso debe abandonarla a su suerte para que algún terrateniente, de la mano con fuerzas ilegales, se apropie mediante escrituras de un predio que no le pertenece.

Conceptos también como el diseño y la Vivienda de Interés Social, reproducen una serie de espacios habitables, ajenos a cualquier necesidad cultural y social del usuario. Son modelos arquitectónicos “seriados” que desconocen el número de habitantes, el ritual del descanso inherente al hogar y demás condiciones de urbanismo y paisajismo que se traducirían en una mejor calidad de vida para los propietarios. “Cajas de fósforos” hipotecadas por décadas a una entidad bancaria inmisericorde que se lucra a expensas del sueño inmobiliario.

Sólo aquellos con un poder adquisitivo por encima de nuestras realidades, podrían pagarse su “casa soñada”. Un derecho como el de la vivienda, que debería ser real y equitativo para todos los ciudadanos, hoy es un derecho abstracto con abismales diferencias regidas por la ley de las mercancías y de la propiedad privada. Quien tiene el dinero suficiente, construye un espacio habitable, amigable con el medio ambiente (no siempre) y digno de aparecer en una revista de diseño. Los otros, que somos la mayoría, construimos sueños prefabricados que se mantienen eternamente en obra gris ¡Porque el bolsillo no da pa’ más!

lunes, 30 de enero de 2012

EL DERECHO A COMPARTIR



Después de nuestra habitual pausa de vacaciones el Cine Club Los Ojos regresa para su octavo año de actividades en torno al buen cine. Comienza un año más de satisfacciones que algunos considerarán mínimas, pero que sin duda nos han posicionado como la única alternativa sobre cine y creación audiovisual en el municipio de Chía.

Un balance que arroja como resultados encomiables contar con alrededor de 10000 espectadores en más 300 funciones en auditorios, bares, parques y espacios públicos; ser beneficiarios de un estímulo del ministerio de Cultura para formación de públicos y ante todo el resultado más gratificante: ser bien recibidos por el público que nos visita cada jueves en nuestro espacio habitual en el Restaurante Bar “Las Puertas”.

A pesar de la independencia económica y conceptual que hemos mantenido durante estos 8 años (y con las dificultades que esto acarrea), el Cine Club Los Ojos se mantiene activo y con más iniciativas que involucran diferentes aspectos del séptimo arte como la crítica y la realización audiovisual.

Eso sí, este año nos plantea un nuevo reto: superar las dificultades de acceso a la información que nos trae la Ley SOPA y el cierre de la página de descargas Megaupload. Nuestro trabajo innegablemente se nutre del acceso que garantizan páginas como ésta, para la descarga de obras audiovisuales que sería imposible conseguir “legalmente” en nuestro país. El efecto dominó que provocó el cierre por el FBI de Megaupload ofrece una dificultad mayor, pues a la fecha es prácticamente imposible descargar una película (clásico, de estreno o de cine de culto) que hasta la semana pasada podía conseguirse a través de estas páginas.

Esperamos que esta situación nos enfrente a nuevos retos creativos, al mismo tiempo que cuestione fundamentalmente nuestro papel como espectadores que ven tratados sus intereses estéticos o de entretenimiento, como una parte más del sistema de mercancías que impera y al que sólo aquellos con dinero pueden acceder.

Eso sí el cine club Los Ojos seguirá siendo gratuito a pesar de que no despertemos el interés de mecenas, de funcionarios públicos o de que la internet deje de ofrecernos libertades de acceso a la información para por ejemplo, ofrecer una alternativa de formación artística y cultural.

lunes, 10 de octubre de 2011

INVITACIÓN

Estamos cordialmente invitándolos al Seminario que organiza AIMA Agencia de Imágenes y nuestros colegas del Cine Club El Muro para la próxima semana:

"LA FOTOGRAFÍA EN MOVIMIENTO EN EL CINE"

Los esperamos para comprender uno de los elementos fundamentales en la creación cinematográfica de la mano con invitados de lujo.

Informes: CLICK ACÁ

lunes, 3 de octubre de 2011

MENÚ POLÍTICO-CINEMATOGRÁFICO

Para este mes y acorde con los productos de temporada les ofrecemos deliciosos platos de la cinematografía mundial que están de rechupete... Les cambiamos el tamal, la lechona, el aguardiente y la cerveza que acompañan las campañas políticas por apetitosos filmes que muy seguramente le ayudarán a elegir mejor:

¡VOTE BIEN, VEA BUEN CINE!
(Comparta, reenvíe esta información o visítenos en nuestra página de facebook: CINE CLUB LOS OJOS - CHÍA)

miércoles, 14 de septiembre de 2011

¡GANAMOS!


Siempre nos llena de orgullo y alegría lo que hacemos en el CINE CLUB LOS OJOS. La satisfacción crece cuando espectadores, amigos en facebook y visitantes de nuestro blog aumentan día a día. Han sido siete años de un esfuerzo independiente que nos ha brindado la amistad, la gratitud y el afecto de miles de asistentes que a lo largo de esta obra inagotable y honesta, sigue a flote por encima de discursos políticos, funcionarios públicos incompetentes y “colegas” maliciosos.

Sólo los fieles y los nuevos espectadores saben que hemos privilegiado los balances en rojo por los colores que saltan desde la pantalla. Sólo ellos saben que por encima de los teatros, salas, bares y restaurantes (Gracias al “Laura Vicuña”, a “Alicia”, a “Cantaluna” y por supuesto a “Las Puertas”) ha prevalecido nuestra pasión por el cine y la tertulia. Sólo ustedes pueden reconocer y valorar nuestro trabajo que, estamos seguros, lo hacemos cada vez con más entusiasmo.

Olvidando las tragedias y los desconciertos, queremos agradecer y compartir con ustedes otra clase de reconocimiento; participarles una noticia que nos llena de más sueños y entusiasmo: ¡GANAMOS! Sí, ganamos un ESTÍMULO DEL MINISTERIO DE CULTURA para formación de públicos que consta de más de 120 películas.

Siempre es bueno el reconocimiento y el apoyo precisamente de quienes coordinan las políticas culturales del estado y siempre será curioso reconocer que durante siete años el gobierno local no ha abierto sus ojos hacia nosotros. A pesar de esta paradoja, seguiremos adelante, haciéndole honor a este reconocimiento nacional y una vez más, reiterándoles el compromiso a ustedes, el público, que cada semana nos acompaña con una sonrisa, un buen estremecimiento o una lágrima provocada por las miradas que hace el CINE CLUB LOS OJOS.

Santiago Pérez Jiménez


http://cineclublosojos.blogspot.com

FACEBOOK: @CINE CLUB LOS OJOS – CHÍA






martes, 30 de agosto de 2011

"Festivus" o el negocio de los festivales en Chía

¿Qué sentido tiene organizar “festivales” que no cuentan con la participación de toda la comunidad? ¿Qué trascendencia alcanza un festival que sólo es pensado con fines de lucro por organizaciones “sin ánimo de lucro”? ¿Podrían las organizaciones locales (públicas y privadas) organizar celebraciones que reflejen meticulosidad y atención por el resultado final?

Por: Santiago Pérez Jiménez

Tanto en las culturas primitivas como en la actualidad, la relación entre el individuo y sus creencias míticas está íntimamente ligada a rituales que reviven dicha conexión. La magia y la razón se vuelven una durante estos rituales, que paganos o no, nos conectan con las creencias más profundas y ocultas del alma humana.

Estos rituales, con el tiempo y bajo el rigor de la ortodoxia religiosa, fueron haciéndose cada vez más tolerables entre los pueblos. De alguna manera crearon un puente entre ese pasado ancestral mítico y la desconcertante realidad. De la necesidad de explicar comportamientos y fenómenos nace el mito y a su vez de éste, se desprende el rito que lo celebra y lo honra.

Por ejemplo, en honor a Dionisio se crean las dionisiacas y con ellas, una liberación del espíritu que se traduce en los orígenes de artes clásicas tan importantes como la danza, el teatro y la literatura. Festividad, que con el aval de los dioses, había que conmemorar y que como una pandemia caía sobre el pueblo, permitiéndole unirse en torno a los excesos, las transformaciones y la libertad.

La influencia del cristianismo fue transformando paulatinamente esta y otras celebraciones consideradas paganas, en festividades menos desenfrenadas y con una subrepticia unión entre la moral cristiana y la liberación física y espiritual. Pese a esta unión temporal, la religión no pudo, ni podía eliminar de un tajo, celebraciones y carnavales. Así pues, tuvo que combinar las fechas sagradas y el placer con un día límite: el miércoles de ceniza; y de esta forma, simpatizar “amigablemente” con tradiciones más arraigadas en los individuos que la religión misma.

Con el tiempo estas festividades y carnavales se desprendieron del rigor cristiano y comenzaron a hacerse más ricas pues cada pueblo y cada cultura hace su aporte desde el folclor local o sus fortalezas artísticas y estéticas. El carnaval y el festival regresan una vez más a sus verdaderos dueños: los pueblos.

En la actualidad, hemos pasado de los grandes carnavales clásicos a festivales artísticos. Sitios periódicos de reunión y encuentro humano alrededor de las artes y que deberían contagiar (como otrora) a toda la comunidad en torno a una manifestación artística particular. Chía no está exenta de celebrar y para ello cuenta con tradicionales festivales como el de teatro y el de danza, así como con sorpresivos y hasta desconcertantes intentos festivos como el festival de música, de poesía, de astronomía, Carnaval de la luna y un largo etcétera.

Puede quizás ser producto del uso inadecuado del término o un desconocimiento de la historia, contar en la actualidad con una excesiva programación de “festivales”. Con lástima hay que registrar que en nuestra ciudad a cualquier espectáculo (bien intencionado o no) se le titula en afiches y reseñas bajo el término “festival”. Sería fundamental entonces, rescatar el sentido histórico de la palabra festival (y por extensión la del término carnaval) y revaluar la conceptualización y la organización de estas atracciones locales que más parecen encuentros y espectáculos pasajeros. Sin duda, sobre el pueblo no cae el espíritu dionisíaco, nadie siente y vive la fiesta a excepción de los comprometidos y a veces fogosos organizadores.

¿Qué sentido tiene organizar “festivales” que no cuentan con la participación de toda la comunidad? ¿Qué trascendencia alcanza un festival que sólo es pensado con fines de lucro por organizaciones “sin ánimo de lucro”? ¿Podrían las organizaciones locales (públicas y privadas) organizar celebraciones que reflejen meticulosidad y atención por el resultado final? ¿Seguiremos siendo testigos del acabose de los tradicionales festivales que lentamente se transforman en espectáculos de parque? ¿Estos festivales están pensados también para la formación o renovación de públicos o sólo son eventos para eruditos o simples obligaciones “por acuerdo”?

Cedo estos interrogantes a los “organizadores-contratistas” para que en sus planes presentes y futuros se logre repensar no sólo el término sino los festivales, como reflejo de un proceso artístico y de participación colectiva para que estos caigan sobre el pueblo cual pandemia, enfermando por igual de arte, alegría y belleza a todos los habitantes de la ciudad de la luna.

martes, 23 de agosto de 2011

SEPTIEMBRE: CINE EXTRAVAGANTE, ABSURDO Y "DE CULTO"

Sí, sabemos que la curiosidad mató al gato y por eso pocos se atreven a enfrentar sus miedos, pasiones y oscuros deseos. Llegó el momento arriesgarse a ver el cine que nadie se atreve a proyectar. "Disfrute" de los zombies, los cabeza-borrador, la sangre, los fenómenos y demás alimañas cinematográficas.
NOS VEMOS EN "LAS PUERTAS" (Antigua Cruz Roja - Chía)
Todos los JUEVES desde las 6 y 30 PM
Entrada Libre y Gratuita
-Películas recomendadas para mayores de 18 años-

(Click sobre la imagen para agrandar)


VIDEO PRESENTACIÓN

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